No, no es que sea un vaguete de aúpa, es que como ya estamos en 2015... Antes de empezar, quiero felicitaros la Navidad (pasada), el Fin de Año (pasado recientemente) y los Reyes Magos (aún por llegar y con un pelín de retraso). También quiero decir que el blog ha pasado por un gran período de inactividad por la emoción de las fiestas. Pero mejor que no me dé largas y empiece con el tema. ¡ Al lío!
Esta mañana he ido con mi padre a La Trapa, una montañeja al lado de San Telmo. Ahora diréis " vale. ¿ y qué ? ", que es normal hasta que diga que hicimos ¡una subida de 250 metros en un recorrido de 1 km ! cambian mucho las perspectivas, ¿verdad? Pues bueno, que hicimos el viaje de ida desde casa y a los 30 km dejamos el coche y empezamos la subida del kilómetro. Fue bien... hasta que me resbalé y casi me vuelvo a caer por un precipicio. Este, que para colmo de males estaba literalmente pegado al mar. Lo preferiría cerca de un hospital, por si las moscas. Entonces sí que empezamos. Al principio íbamos por un sendero, pero no se que pasó, que a mi padre le dio el síndrome de la cabra y antes de que me diera cuenta, estábamos escalando por la roca (literalmente [de nuevo]. Para llegar escalamos un derrumbamiento... ). La montaña era tan alta que vi a Superman instalar un ascensor y a las cigüeñas bajar haciendo rápel. Cuidado con eso...
Eso sí, al llegar ahí arriba, se veían unos paisajes. Estábamos tan altos que se veía Dragonera entera. Nos tomamos un descanso (más que merecido, por cierto) a base de patatas fritas y cacahuetes. Y nos llevamos 2 sorpresas:
- Encontramos dos tipos de arbustos : Romero, que me sorprendió encontrarla allá arriba, y un arbusto de espino como el de Moisés.
- La gente. Había tanta gente que si 3 eran multitud, aquello era el metro de Madrid.
Nos vemos en mi próximo artículo.
Antonio de Frutos Acosta.
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