PRÓLOGO.
... tenéis que saber que si han invadido vuestra comarca unos jabalíes verdes alados con colmillos de araña y cuernos ardientes, probablemente ha sido culpa mía. Pero mejor que no me ande por las ramas y os lo cuente por el principio.
CAPÍTULO 1 : ¿ Que demonios es esto ?
Esto empezó cuando un servidor estaba jugando plácidamente al Super Mario Galaxy 2. De repente llamaron a la puerta. Estaba solo así que abrí el ventanuco. ¿ Alguien ?¡ Nanay! Así que volví a jugar. Volvieron a llamar. ¡Nadie otra vez! ¡¿ Pero que era aquello, un juego de a ver quien me molesta más ?! Si era eso, tenía ganas de coger una sartén y estampársela en la cabezota. ¡Fuese quien fuese!
CAPÍTULO 2 : Traseros con dientes.
Aquello hice; cogí la sartén mas grande que vi y fui a la puerta. Cuando llamaron ( Otra vez, los muy pesados. ) abrí la puerta a toda pastilla. Nadie. ¿Quién era?¿El hombre invisible? Avancé unos pasos. De repente, oí como un gruñido. Me di la vuelta. Entonces vi a unos leones no muy leones. ¿Lo raro? En la boca tenían un ... trasero. No es recochineo. Tenían un culo en vertical y cuando abrían la boca se veían 3 hileras de dientes. ¿De donde habían salido?¡Y yo que sé! Pero tenían cara de te-voy-a-arrancar-la-cabeza.¿Reacción? Correr.
CAPÍTULO 3 : Escapar del fuego...
¿Os sería raro ver a un niño de 10 años corriendo por la calle y encima en sentido contrario a la circulación? Entonces si viéseis a un niño de 10 años corriendo por la calle sentido contrario a la circulación perseguido por unos culeones (los había llamado así.) os daríais una ducha más fría que el agua del Polo Norte para aseguraros que no estabais tarumbas. Tras correr unos 72 Km ( Jamás pensé que Mallorca fuese tan grande. ) Llegué al muelle, donde les di esquinazo en una caja de madera enorme.
CAPÍTULO 4 : ... Y caer en las brasas.
Cuando llegué a Australia, miré para atrás. Y me quedé de piedra. Esos bichos eran muchos, verdes, parecían un híbrido entre toro en llamas, jabalí y araña y podrían limpiarle el cristal delantero a Fernando Alonso sin despeinarse. Lo admito, me entró el pánico. Corrí unos 178 Km y llegue a U.S.A. Con las jabatorañas ardientes ( Tengo derecho a ponerle nombres a todo. ) pisándome los talones. Cogí, casi sin darme cuenta, un cohete que iba a la Estación Espacial Internacional. Encontré, por suerte, un traje espacial de repuesto. De hecho, escribo esto desde allí. Os tengo que dejar; tengo que acompañarles a una expedición a la Luna. Adiós.
Nos vemos en mi próximo artículo.
¿De donde habían salido, lo pregunto por 2ºa vez?¿Serían mutaciones?¿Extraterrestres?¿Ministros de hacienda?¿Ministros de hacienda mutados extraterrestres? No tenía muchas ganas de saberlo. Aún en la caja, oí otro gruñido. Mejor dicho "otros". Esta vez ni me molesté en ver que era. Salí por patas. Puse tal velocidad que;
- Hice un agujero en la caja donde me escondí.¡ Dije que salí por patas !
- Cuando quise darme cuenta, estaba atravesando el Océano Indico.
Cuando llegué a Australia, miré para atrás. Y me quedé de piedra. Esos bichos eran muchos, verdes, parecían un híbrido entre toro en llamas, jabalí y araña y podrían limpiarle el cristal delantero a Fernando Alonso sin despeinarse. Lo admito, me entró el pánico. Corrí unos 178 Km y llegue a U.S.A. Con las jabatorañas ardientes ( Tengo derecho a ponerle nombres a todo. ) pisándome los talones. Cogí, casi sin darme cuenta, un cohete que iba a la Estación Espacial Internacional. Encontré, por suerte, un traje espacial de repuesto. De hecho, escribo esto desde allí. Os tengo que dejar; tengo que acompañarles a una expedición a la Luna. Adiós.
Nos vemos en mi próximo artículo.
Toni de Frutos Acosta.
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